KTM es actualmente líder en el mercado internacional off-road, entre otras cosas gracias a que cuenta con un moderno departamento técnico muy dinámico e implicado, que está apostando fuerte en I+D aprovechando todo su potencial tecnológico para disponer de una completa gama de motos off-road, con la que también muestran su compromiso con la movilidad sostenible y sus posibilidades, desarrollando innovadoras motos eléctricas que nos transportan ya al futuro.
El mercado mundial de motos eléctricas de “enduro” es aún ínfimo, al menos en marcas que produzcan un volumen mínimo para la serie. Entre ellas, las más conocidas son: Quantya, Zero y ahora la KTM Freeride E-XC. Después de haber probado las tres, podemos afirmar que la KTM se encuentra a otra altura, sobre todo a nivel de especialización, no hay que explicarle al equipo técnico naranja cómo crear una moto de enduro, aunque esta sea eléctrica, además, evidentemente mantiene el espíritu Reday to Race de la marca.
Aunque lógicamente las motos eléctricas no se pueden comparar directamente con las de combustible fósil, ni creemos que de momento las vayan a sustituir, se abre un nuevo segmento. Sí es verdad que cada vez podemos hacer cosas más similares con una moto eléctrica, teniendo en cuenta que algunas sensaciones son un poco diferentes, con una forma de pilotar algo distinta, aprovechando otras características de la moto y de su conducción.
Además, teniendo en cuenta que prácticamente no hace ruido, no quemamos gasolina, no desprende humo ni emisiones contaminantes, ni lleva aceite de mezcla, junto con un mínimo mantenimiento, está claro que nos encontramos delante de otro concepto de propiedades muy interesantes.
La moto eléctrica nos aporta una nueva manera de pasarlo bien conduciendo un vehículo a dos ruedas, válida tanto para un uso lúdico, para desplazarnos como medio de transporte por todo tipo de terrenos y a nivel deportivo, con suficientes aptitudes incluso para competir. En este caso la Freeride E-XC nos aporta unas sensaciones que se mezclan entre la moto off-road y la bicicleta all mountain.
Actualmente hay algunos jóvenes pilotos que ya la están utilizando en competición, básicamente las hemos visto en pruebas de enduro de niños e incluso recientemente la vimos en una prueba extrema, con un resultado más que destacable.
Principales características técnicas de la Freeride E-XC
Cuando se diseñó la Freeride los técnicos austriacos ya tenían claro que la base de la moto tenía que servir para disponer de diversos modelos en uno, tanto para un motor de 2T, de 4T e incluso con las modificaciones oportunas del chasis, para albergar una con motor eléctrico anexo con su gran batería, debido a ello, toda la gama Freeride luce una imagen propia y especial.
De entrada su diseño es muy compacto y ergonómico, mostrando una moto súper delgada, pequeña y con una distancia entre ejes más corta, la eléctrica es la más estrecha de las tres hermanas, montando un bastidor perimetral en dos materiales, acero y aluminio, con un subchasis en plástico poliamida que incluye unas grandes agarraderas, ideales para mover la moto de atrás.
En el tema de las suspensiones monta las WP con horquilla invertida de 43mm con un recorrido de 250mm, junto con un monoamortiguador PDS trasero de 260mm de recorrido, mostrando un comportamiento suficientemente bueno para las exigencias de la moto, permitiendo en los pasos técnicos trepar y en las zonas rápidas y bacheadas, absorber correctamente las irregularidades del terreno, verdaderamente nos permiten realizar un pilotaje deportivo, a la altura de sus prestaciones.
Para el equipo de frenos, la freeride E-XC monta en los dos trenes la marca Formula, con discos Wave y pinzas con anclaje radial, junto con cuatro pistones delante y dos detrás, realizados específicamente para esta moto y que cumplen con su cometido.
Referente a las ruedas, equipan llantas Giant, bujes mecanizados con radios ultraligeros y cabecillas en aluminio. Curiosamente la rueda delantera es de tipo trial y la trasera es una Maxx enduro, fabricadas por Maxxis.
En la carrocería de la moto encontramos la misma plástica ya vista en sus hermanas, pero no se incluyen de serie los prácticos paramanos. Mantiene el mismo sistema de acceso interior, levantando el asiento para llegar al depósito de combustible y al filtro del aire (en este caso no existen), en su lugar se ubica la gran batería de litio. Esta se puede extraer rápidamente desenroscando los cuatro tornillos que la sujetan, tanto por si la queremos sustituir, como para cargarla, aunque para este último caso no es necesario sacarla, simplemente enchufando el conector del cable al cargador externo original podremos cargar la batería fácil y rápidamente. En caso de adquirir una batería accesoria, su precio es un tanto elevado: 3.000€.
Motor Eléctrico
El motor eléctrico de la KTM Freeride E-XC es un motor sincrónico de imanes permanentes con inducido de discos, que ofrece una potencia de 16KW, es decir 22 CV a 4500 rpm, con un par máximo de 42 Nm. Destacar que no incorpora ni palanca de cambios, ni sistema de embrague, aunque sí internamente el motor dispone de una caja de transmisión bañada en aceite, que necesita una sustitución del mismo cada 50 horas de funcionamiento.
Para disminuir la temperatura del motor y trabajar siempre en óptimas condiciones, incluye la refrigeración por agua.
El motor eléctrico se alimenta de una batería de última generación de iones de litio KTM Power Pack de 2.600Wh, con 360 celdas de iones de litio y una tensión nominal de 240 Voltios. Para la gestión del motor incorpora una centralita específica ECU de gran potencia.
Una de las partes más importantes y que aún deberá mejorar es la duración de la batería. De entrada y según la marca, su durabilidad es de una hora circulando con el programa 1 a ritmo normal bajo. A la hora de la verdad, si nos animamos con el acelerador, la carga de la batería se reduce considerablemente, bajando fácilmente de la hora.
De hecho, el principal freno de todas las motos eléctricas es la duración de la batería, debemos tener muy en cuenta que varía mucho dependiendo de diversos parámetros: el tipo de pilotaje, desnivel del terreno, peso del piloto, tipo de programa seleccionado e incluso la temperatura, todo ello influye variando considerablemente el tiempo de consumo.
En la parte superior del chasis, encontramos un display que nos indica los tres posibles programas disponibles, todos ellos con distintas curvas de potencia y entrega de la misma: 1-Economy, 2- Standard, 3-Advanced, deben ser seleccionados siempre antes de empezar a rodar con ella, sin posibilidad de cambiarlo en marcha, esto es debido a un tema de seguridad y por su configuración de fábrica.
En el mismo display, en los laterales, unos pilotos nos indican en varios colores la cantidad de batería que tenemos disponible, utilizando tres grandes indicadores de color verde, el primero nos informa de que disponemos entre 100% y 80% de carga, el segundo entre 80% a 60%, el tercero entre un 60% a 40%, mientras que un piloto amarillo inferior nos avisa que solo queda entre un 40% y un 20%, cambiando el mismo piloto a color a rojo, momento que nos marca que tan solo resta entre un 20% 10%. Si finalmente este parpadea únicamente tendremos un 10%, por lo que es urgente recargarla si no queremos quedarnos K.O.
Por sus medidas y gracias al poco volumen del conjunto motor y parte ciclo, resulta realmente ligera: 108 kg aproximadamente, muy semejante a una 2T, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que la batería pesa 28kg.
Para cargar la batería es necesario un cargador (ya incluido) que se enchufa directamente a la toma de corriente doméstica, es parecido a la medida de una pequeña maleta, eso sí, de 7 kg. El cargador cuenta con dos posibilidades de carga, rápida: 50 minutos, aunque solo carga el 80% y completa: 80 minutos aproximadamente.
¿Desplazamientos tranquilos o auténtica deportividad?
La Free eléctrica es una moto muy testada por los medios y todos coinciden en darle una visión distinta al puro enduro, su abanico de virtudes y posibilidades son diversas, pero nosotros no queremos hacer un test “diferente” ya que la miramos desde un punto de vista endurero, y como no, la queremos poner a prueba como una moto de enduro.
Lo primero: cargar la moto antes de salir, el proceso es fácil y carga bastante rápido, incluso antes del tiempo especificado.
Nos sentamos e inmediatamente vemos que es más baja que sus hermanas 870mm, contando con un conjunto súper estrecho, lo que nos aporta una idea de la soltura que tendremos para movernos encima de ella. Los mandos están bien colocados, facilitando su utilización. Enfrente del manillar tenemos una sencilla pero completa instrumentación digital firmada por Trail Tech, con diversas funciones y de fácil manejo.
Es esencial comentar que los frenos se encuentran dispuestos en el manillar tanto el delantero como el trasero, al estilo de las bicicletas, pero curiosamente van colocados al revés, izquierda trasero y derecha delantero. Esto exige cierta adaptación, ya que el que viene de la bicicleta lo encuentra raro, y el que viene de la moto le falta algo. De todas maneras KTM comercializa como extra un pedal de freno, para variar el sistema montándolo igual que en una moto.
Ponemos la llave y le damos al contacto, rápidamente se encienden las luces a modo de scanner y una vez chequea automáticamente, seleccionamos el modo de pilotaje que queremos obtener 1, 2 o 3, pulsamos unos segundos el botón y nos ponemos a circular. Aceleramos con un silencio impresionante y esta responde inmediatamente, entregando todo el potencial de manera muy lineal y directa, encontrándonos con la primera sorpresa, eso sí, con un tacto que conviene familiarizarse.
Como no hay marchas ni embrague, podemos poner toda la atención en pilotar con el acelerador y tirar de los frenos, facilitando de manera importante su conducción, mostrándose ideal para los noveles de la moto.
En los primeros metros por ciudad y en las paradas en los semáforos, la gente se nos queda mirando un poco confundidos al no oír ningún ruido de motor. Se pone verde, aceleramos y salimos muy rápidos, dejando atrás a algunas motos de explosión que tenemos al lado, aún están poniendo primera y soltando el embrague, increíble esta rabia de salida que escupe con el único sonido de un zumbido. Precisamente en esta superficie se muestra muy ágil, manejable y rápida, consiguiendo una conducción dinámica tan esencial para manejarnos por ciudad.
Nos metemos en una pista bacheada que rápidamente se transforma en sendero con bastantes piedras sueltas, nos percatamos que las suspensiones trabajan bien, absorbiendo correctamente las irregularidades que nos vamos encontrando, seguidamente atacamos el paso de un rio, no demasiado profundo, que superamos sin problema. Comentar que el motor y la batería vienen perfectamente sellados y preparados para que en caso de mojarse con el agua sigan funcionando correctamente.
Decidimos complicarnos un poco la vida y subimos por una trialera de piedras sueltas y raíces, la Freeride sigue empujando valientemente y comenzamos a trepar en modo 3, en la zona más rota perdemos inercia y nos desviamos de la buena trazada, al volver a arrancar pierde tracción, seguimos acelerando y empieza a escarbar de manera considerable, sin conseguir avanzar. Entonces cambiamos a modo 2, empujamos y remamos, con una mínima abertura del acelerador, lo que nos permite ascender lentamente, aunque nos cuesta, conseguimos reemprender la marcha.
Nos queda claro que el tacto del acelerador a causa de su inmediatez y elevada potencia sobre todo en modo 3, es el todo, muy bien en los semáforos, pero en una trialera… si aceleramos bruscamente, su entrega es demasiado intensa, volviéndose agresiva y perdiendo totalmente la tracción en zonas de baja adherencia. Por el contario, si dominamos la dosificación del acelerador, esta inmediatez en la entrega de la potencia, nos resulta una buena cualidad que en algunas situaciones le sacaremos partido.
En las bajadas tenemos que jugar para la retención con los frenos y cerrando el gas del acelerador, ya que este ayuda a reducir un poco la velocidad y de paso recarga un poco la batería. En esta situación las sensaciones de conducción nos recuerdan mucho a las de una bicicleta tipo descenso, bajando rápido, buena absorción del terreno y únicamente sentimos el ruido de los troncos, piedras y demás elementos que van saltando a nuestro paso, por cierto, nos emociona esta sensación.
Vamos a un circuito bastante técnico, bacheado y con algunos saltos no demasiado pronunciados, aquí la Freeride eléctrica se encuentra en su terreno, a medida que vamos conociéndola y le cogemos confianza, podemos ir más rápidos, permitiendo realizar unas buenas plegadas aprovechando los peraltes del circuito, mostrando gran estabilidad del conjunto, si además queremos derrapar ¡no hay problema!, seleccionamos el programa 3 y al acelerar con ansia salimos de las curvas disparados y muy cruzados, manteniendo una larga derrapada al más puro estilo Dirt Track de lo más espectacular.
Gracias al bajo peso, un buen equilibro del centro de gravedad condicionado por la batería, óptima manejabilidad, junto a su facilidad de pilotaje, nos permite movernos con soltura, cada vuelta vamos más rápido, llegamos a los saltos y nos lanzamos sin dudar ni soltar el acelerador, imponiendo un ritmo realmente alto, encontrando una respuesta de la moto jovial, en ese justo momento nos percatamos que nos estamos divirtiendo muchísimo.
Desafortunadamente toda esta alegría es limitada una vez que nos damos cuenta de que a este elevado ritmo, desciende el nivel de la batería con facilidad, reflejada precisamente en el display informativo, momento que nos obliga a parar para recargarla, en total hemos rodado aproximadamente unos 30 minutos a saco por el circuito.
Sensaciones off-road y disfrute asegurado
Nos hemos sorprendido y a la vez convencido de que con la Freeride E se puede disfrutar mucho practicando enduro, pero evidentemente siendo conscientes de que pilotamos una moto eléctrica, con sus lógicas diferencias, necesidades, características y limitaciones, sobre todo a nivel de autonomía, buscando eso sí, su terreno favorable donde puede sacar a relucir sus cualidades.
¿Qué ventajas encontramos con las eléctricas?
Las motos eléctricas lógicamente tienen inconvenientes, pero a la vez disfrutan de una serie de ventajas interesantes, resaltando en la Freeride E–XC sus tres modos de pilotaje regulables, que gracias a ellos, facilitan la conducción tanto a los principiantes que quieran iniciarse, como a pilotos con gran nivel, asegurando claramente la diversión en los dos casos.
La Freeride eléctrica es una moto polivalente, se puede utilizar y compartir incluso con varios miembros de la familia, combinando perfectamente un uso de recreo y deportivo con el de transporte diario, gracias a su facilidad de pilotaje, agilidad y a su mínimo mantenimiento, que supera incluso a los exitosos scooters.
Destacar que en países muy concienciados con el medio ambiente, como Austria, están construyendo E-park muy cerca de las ciudades, preparados para las necesidades y características de las motos eléctricas, con la idea de que sus propietarios puedan disfrutarlas cómodamente.
Otros aspectos como una posible ayuda gubernamental al adquirir la moto en algunas comunidades autónomas, la exención del impuesto de matriculación, descuento en el impuesto municipal, la recarga en algunos lugares públicos gratuita o en nuestro garaje particular, la posibilidad de conducirla a los 16 años con el carnet A1, y sobre todo circular sin ruido y sin contaminación, es decir, sin molestar y perjudicar a terceros, todo ello hace que las eléctricas sean mejor vistas, facilitando incluso que se pueda transitar siempre con autorización por sitios no permitidos a los vehículos con motor a explosión. Realmente, incluso podríamos entrenar en el patio de casa, ya que al no hacer ruido, no molestaremos ni a los vecinos más irritables.
Nos queda claro que hemos descubierto una nueva opción de disfrute por el campo entre la moto convencional y la bicicleta MTB, la moto eléctrica, un vehículo de recreo que se encuentra en sus primeros años de vida y de la que ya podemos asegurar que se ha hecho un excepcional trabajo por parte de KTM, obteniendo un impactante resultado, pero atención que estamos seguros que a medida que se vaya evolucionando, la Freeride realmente promete aún mucho más.
No podemos terminar sin comentar una de las problemáticas más evidentes entre las eléctricas, la innovación, la tecnología y actualmente las pocas unidades de fabricación, hacen que el precio se convierta en un producto demasiado elitista y no al alcance de la mayoría, 11.197€ es una cifra que supera claramente el precio de las más competitivas enduros actuales con motor de gasolina, lo que no permite una lógica popularidad y es el principal freno a la vanguardistas eléctricas, seguro que con la normalización de estas y la disminución del precio de las baterías, que es sobre todo lo que las encarece, se irán ajustando paulatinamente.
Agradecemos la colaboración en la prueba del “Ajuntament de Tossa de Mar” por facilitarnos los accesos oportunos al castillo y a Italomotor-Diagonal concesionario de KTM en Barcelona, por la cesión de la moto. Muy agradecidos también a nuestro joven piloto Adrià Sánchez por su paciencia y tenacidad.
Fuente y Fotos: enduromagazine,SubiràPhoto, H. Mitterbauer KTM©copyright